En el fútbol, la camiseta juega más de la cuenta. En un mundo donde el fútbol es capaz de mover más de 500 mil millones de dólares al año, según Delloite, la camiseta es en esencia, después de la televisión, la vitrina de entrada de los equipos en todo el mundo.
En primer lugar, la camiseta tiene una venta directa entre los hinchas, que, dependiendo del diseño, modelo y jugador, puede dejar rendimientos de superiores a los 25 millones de dólares a los clubes. Y, en segundo lugar, los espacios de las camisetas se venden para que las marcas interesadas se puedan mostrar en televisión y fotos de prensa o redes sociales.
Pero nada de eso es barato.
En ese sentido, la industria de la ropa deportiva se abre camino en Honduras en manos del emprendedurismo. Hoy en día (Clausura 2022) el 60 por ciento de los clubes hondureños de Liga Nacional (primera división) visten con marcas de emprendedores. En resumen, solo los equipos denominados «grandes» usan ropa de empresas transnacionales.
La naciente -y aun incipiente-, industria, se presenta como una oportunidad de «ganar-ganar» tanto para los productores locales como los clubes de fútbol, que en este artículo nos centraremos en los clubes de la primera división.
¿Cuál es la razón? Primero, que para que una marca internacional patrocine a un club, estudia no solo su tradición, sino más bien factores de mercado con el único objetivo de poder hacer ventas. Población, poder adquisitivo de target del club, derechos de televisión, actividad en el social media… es decir, el performance debe ser brutal.
Es quizá hasta ilógico, de alguna manera, cumplir el deseo de miles de fanáticos que ansían ver la camiseta de su club con las marcas internacionales más reconocidas.
Entonces, los clubes nacionales deben recurrir a comprar uniformes -genéricos- a las manufactureras o recibir patrocinios de marcas menos conocidas, siempre y cuando estas tengan un distribuidor en Honduras o Centroamérica.
En cuanto a marcas no nacionales, curioso es el caso del Vida con una marca guatemalteca. Hablamos de MG Sports. En tanto que los otros cuatro equipos grandes visten con marcas europeas. Olimpia con la inglesa Umbro, en tanto que Real España con Kelme, Motagua y Marathón con Joma, estas últimas con bandera española.

Las marcas hondureñas aparecen
Mencionemos, por ejemplo, al Honduras de El Progreso, equipo que desde que llegó a la Liga Nacional siempre fue uno de los mejores vestidos con la marca Puma. Estos eran comprados a la marca en Panamá. Al igual, en su momento, el Necaxa de Tegucigalpa.
Pero este año, el Honduras de El Progreso apostó por lo nacional y su ropa ahora está a cargo de la empresa hondureña Huriver, que además es el proveedor del Platense.
Huriver es una empresa sampedrana con más de 17 años en el mercado del diseño y publicidad. Hace unos 7 años se abrieron paso en el mercado de la ropa deportiva y hoy en día es la marca hondureña con más clubes de fútbol en su catálogo.
Unos 14 equipos hondureños de primera y segunda división han buscado a esta marca, que contó a Cool Bear Media que el convenio suscrito con todos los clubes que patrocinan incluye ropa de juego local, visita y alternativa, además de indumentaria de presentación, viajes y entrenamientos.
«La venta al público no la hacemos nosotros, sino que dejamos que sean los propios clubes que la mercadeen», nos contaron ejecutivos de Huriver, quienes a su vez nos revelaron que la marca significa la composición de los apellidos de su familia.
«Normalmente no pedimos autorización de vender por ética y no haya mala comunicación, ellos son duelos de la venta», establece Huriver con claridad.
En este 2022, una camiseta de Huriver del Honduras de El Progreso tiene un costo aproximado de L 850.00, según muestran ellos mismos en sus medios sociales.

Para ellos, una ventaja que les ofrece una marca local es el costo, principalmente, y segundo los diseños personalizados. Como dijimos antes, la mayoría de los clubes hondureños que logran tener patrocinio de ropa internacional terminan usando genéricos, excepto aquellos que tiene una relación directa y buena con el proveedor.
Por ejemplo, durante las últimas campañas, Motagua ha logrado trabajar de la mano con la española Joma para tener modelos exclusivos y que han tenido éxito de ventas a nivel local. De hecho, el primer lote de la ropa de Motagua puesta a la venta durante el Apertura 2021 (segundo semestre del 2021) se acabó en apenas días.
Otra marca hondureña que está ahora dentro del mercado es Nemy Sports. Con sede en Choluteca, Honduras, esta tiene ya más de 15 años en el mercado local y entra a la palestra profesional siendo el patrocinador de Lobos UPNFM.

«Comencé hace 15 años cuando me retiré del fútbol, ahora estoy con Lobos y otros equipos de segunda división», nos reveló Nehemías Cárcamo, exjugador del Broncos de Choluteca.
La conexión de estos con los clubes de fútbol se da gracias a las mismas personas del fútbol más que de los mercadólogos que hasta ahora no han entrado en este campo, excepto Any Ochoa del Victoria en la actualidad quien tiene un dinámico trabajo.
En ese sentido, tanto Huriver como Nemy Sports encontraron en una conexión gracias a aquellos que ven las necesidades de los clubes por abaratar costos y no perder calidad. Así, Nemy Sports llegó a Lobos gracias al exjugador Manfredo Maradiaga y Huriver conectó en su momento con Real España gracias al recordado dirigente Mario Kaffaty.

Huriver dijo que uno de sus mayores orgullos fue haber vestido al Real España en la visita de Ronaldinho en el Partido por la Paz ante Motagua en 2017.
En el Victoria encontramos otra marca de ropa hondureña, se trata de la ceibeña Nova, en tanto que en la Real Sociedad tenemos a Gocas Sports, una marca de Tocoa, Colón, donde está su sede.
Habrá decir que muchas de estas marcas nacieron producto de la expansión del negocio mismo de la impresión, estampado y sublimación y que ahora abren una ventana de oportunidades para los clubes de fútbol que buscan rentabilizar el máximo con el mínimo.

Las ventas no son amplias
Ahora, del lado de los clubes, las ventas de camisetas no son aun lo que desearían. Ningún club hondureño podría soñar con tener una «venta loca» al menos a los niveles de Olimpia, Motagua, Saprissa o Alajuelense en Centroamérica.
Números revelan que hasta ahora se logran vender entre 500 a 1000 camisetas por torneo, pero las consecuencias están en la estructura propia de los clubes que no han entendido la necesidad de tener departamentos de mercadeo deportivo y relaciones públicas hábiles, capacitados y actualizados para realizar mayores conversiones.
Hasta que el fútbol hondureño, deporte en general, entienda que el mercadeo deportivo en Honduras, y con las bondades digitales de hoy para explorar nuevos mercados, formatos y activaciones, son una inversión necesaria y no un gasto, pocas cosas podrán cambiar.
Pero si hay un item rescatable en relación a los grandes mercados, es que los clubes hondureños pueden agenciarse, con una venta efectiva, hasta el 70 por ciento de los ingresos por ventas directas, tanto de las camisetas como de sus patrocinios en ellas, algo que es imposible pensarlo en los grandes clubes europeos, donde la máxima ganancia puede ser de un 27 por ciento en la venta directa.

Patrocinios comunitarios
No les queda más que abrirse paso con este modelo como lo hacen las otras selecciones de Concacaf que no arrastran ventas masivas o transmisiones frecuentes de televisión. Por ejemplo, marcas como la neerlandesa Krupp suple a Surinam, Haití con la colombiana Saeta o la estadounidense BOL a Trinidad y Tobago.
Mientras no lleguen acuerdos enteros de liga como la MLS, donde todos los clubes visten una sola marca y el patrocinio igualitaria beneficia a todos, o acuerdos de como el de la UEFA con la italiana Macron en Europa que entregan hacer llegar uniformes de calidad a aquellas selecciones que no son atractivas al mercado europeo, entonces los clubes hondureños se la tienen que rifar.
Claramente esta podría ser una oportunidad para la Fenafuth o Liga Nacional, para el fútbol femenino, reservas y ligas menores, usando marcas hondureñas que suplan las necesidades actuales y vistan con dignidad al fútbol.

Platense de Puerto Cortés intentó en su momento tener su propia marca de ropa deportiva llamada «Tiburón», pero no pasó de un torneo.
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